martes, 22 de marzo de 2011

Una mirada infinita

Cansado volvías, tu figura me decía eso y mucho más.
Te miré infinitamente cuando te vi dormitar, tu cabello besado por ese sol que no parecía de otoño, las manos blancas en el regazo, pulcras, manos fuertes, bellas. Tus dedos de artista se movían inesperadamente mientras entrabas al mundo de los sueños, quizás qué cielos estabas pintando.
Cuando abriste los ojos miré a través de ti, vi tu alma y tu corazón soñador; por un par de minutos te imaginé conmigo, a diario como en cualquier película de romance, dos soñadores de la mano, creando universos para los dos, viviendo al límite muchas veces solos tú y yo.
Pensé en retratarte; tú perfecto en blanco y negro, tan natural, sin igual en mis proyectos, único, pero no pude con mi timidez y lo último que vi fueron los diseños hermosos sacados de tu alma, plasmados con tus perfectas manos en esas hojas que serán oxidadas por los años y las miradas.
Los zapatos de color chocolate, cordones sin atar, caminarán muchos inviernos más, sin mi, y tú sin saber que yo te miré infinitamente.

María Ignacia Díaz A.
Foto: María Ignacia Díaz A. http://www.flickr.com/photos/heynacha/

viernes, 18 de marzo de 2011

To die by your side is such a heavenly way to die

En un día como hoy, en el que parece fuese otoño te extraño más de lo que te extrañé el verano recién pasado; y es que hace tantos días no te veo. Hoy recuerdo los sueños que puse en ti, las ilusiones perdidas en un ensoñar lejano, en un anhelo casi adolescente nos perdíamos nosotros, en un campo de girasoles una primavera inexistente, al viento tu y yo, tu voz, tu mirada en mis ojos, en los poemas que fueron tan nuestros y tus abrazos tan míos… Extraño el latido de tu corazón en un día como hoy.

Recuerdo el día que te obligué a romper con mis ilusiones, no había otra manera de “olvidarte”, pero ya ves no puedo olvidarte y quizás no podré hacerlo jamás, no olvidaré lo que me hiciste sentir.

Este día gris me recuerda que no estaremos juntos, no nos besaremos bajo la lluvia en esta vida, pero te recordaré cada invierno.

Cada primavera me traerá de vuelta las promesas cumplidas, tu sonrisa, por ti, por nosotros.

Gracias.


María Ignacia Díaz. A un anónimo, en una época indefinible e inolvidable.

jueves, 17 de marzo de 2011

Ha pasado muchísimo tiempo desde la última vez que escribí en este blog, siento que no soy yo cuando leo las entradas antiguas, pero sé muy bien que en el interior estoy intacta, quizás un poco y sólo un poco más madura. Esta vez siento que tengo mucho más que contar, incluso una que otra historia de el lapsus ausente.
Espero ser constante esta vez, y no eliminaré mis entradas antiguas. He dicho :)